Fueron entrenados en el arte de la guerra, pero usaron sus habilidades para salvar a niños tailandeses.


Esta insignia de la imagen, grabada en una roca, pertenece a la Unidad de Asalto de Demolición Submarina, mejor conocida como Los Navy Seals Tailandeses, una unidad militar creada esencialmente para la guerra, pero cuyos miembros protagonizaron un heroico y épico rescate de 12 niños y su entrenador atrapados en la cueva Tham Luang, en el norte de Tailandia, un suceso que acaparó la atención de todo el planeta.

Saman Kunan, un miembro retirado de esta unidad militar, murió el viernes pasado al quedarse sin oxígeno mientras colaboraba en las operaciones de rescate, por lo que recibirá honores reales por el coraje y la nobleza de su sacrificio.

Estos niños, de entre 11 y 16 años, y su entrenador de fútbol, un ex-monje de 25 años, el pasado 23 de junio habían quedado atrapados en la profunda gruta que se adentra por lo menos 10 kilómetros dentro de la montaña Doi Nang Non, en la provincia tailandesa de Chiang Rai; todo esto a pesar del cartel ubicado a la entrada de la misma que prohíbe la entrada en temporada de lluvias, y no fue sino hasta 10 días después de iniciado un intenso operativo de búsqueda que dieron con ellos atrapados en la mencionada cueva.

Lo que más me ha impactado de toda esta historia es que estos héroes, buzos conocidos popularmente los Navy Seals Tailandeses, están siendo conocidos en todo el mundo no por lo que fueron entrenados realmente para hacer, acciones militares destructivas, sino por haber utilizado todo lo que aprendieron para arriesgar sus vidas y salvar personas que ni siquiera conocían.

Hemos dicho en reiteradas oportunidades, que lo que hizo exitosa a nuestra especie para poder sobrevivir en un planeta tierra, en ocasiones sumamente hostil, fue precisamente la predisposición impregnada en nuestro ADN de colaborar los unos con los otros, muchas veces de manera desinteresada.

Sin embargo, está unidad militar no estuvo sola en la misión,  también vimos como muchos otros mostraron su voluntad de no escatimar en esfuerzos para salvar la vida a estas 13 personas de manera oportuna, ya que las lluvias del monzón amenazaban con hacer mucho más precaria la situación en que se encontraban. El Gobierno Tailandés lideró el operativo con la ayuda de China, Australia, Japón y los Estados Unidos de Norteamérica, más de 1,300 personas estuvieron involucradas.

Así mismo, el caso despertó el interés de Elon Musk, fundador de compañías como Tesla, Space X, Boring Company y otras más, quien a requerimiento de personas en las redes sociales envío sus ingenieros al país asiático, para posteriormente diseñar un mini-submarino con tecnología de punta que serviría para sacar con seguridad a los niños de la caverna, y aunque al finalmente no hubo necesidad de utilizar esta propuesta, se valoró positivamente el esfuerzo.

“Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros” decía el maestro filósofo francés Jean Paul Sartre, y no se equivocaba. Estos militares entrenados para matar, se convirtieron en la salvación de 13 almas cuyas probabilidades de sobrevivir no eran las mejores cuando inició su odisea.

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