Un peligroso virus disfrazado de cambio

Por Hernán Paredes

El moralista y político francés Joseph de Maistre  decía “toda nación tiene el gobierno que merece”, y desde que este señor lo dijo en el siglo 19, lo hemos oído repetir una y otra vez en palabras de terceros, generalmente para referirse a malos gobiernos. Recientemente escuché en una entrevista al psicoanalista alemán Hans-Joachim Maaz donde, precisamente, usó esta misma frase para referirse al hecho de la escogencia del actual presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump.

Siempre he dicho que a veces la gente quiere cambio aunque sea para joderse, y esto lo vivimos en las elecciones presidenciales del año 2000, donde a pesar de que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) había hecho un excelente gobierno, el electorado prefirió llevar al poder a Hipólito Mejía.

El electorado prefirió a Mejía sobre Danilo Medina en ese entonces, sin embargo, 20 años después, y luego de haber visto las gestiones gubernamentales de ambos mandatarios, es evidente, al hacer un ejercicio retrospectivo, que si hubiéramos sabido entonces lo que sabemos ahora, obviamente habríamos votado todos por Danilo Medina.

Me resisto a creer que la nación dominicana se haya merecido el gobierno que a inicios del siglo 21 produjo una de las mayores crisis económicas de Latinoamérica, una por la cual hoy todavía estamos pagando,  y por la que seguirán pagando nuestros hijos, pero no desesperéis, la frase de Maistre con que inicié este artículo más bien quiere decir que los vicios y virtudes de los gobernantes de turno son simplemente un reflejo de la misma sociedad que los escogió.

Todo va cobrando sentido ahora… por eso cuando alguien plantea radicalmente que ningún político sirve, en realidad está haciendo una crítica exagerada a la sociedad que lo incluye, está haciéndose una crítica exagerada a sí mismo, por eso nunca me han agradado las generalizaciones fundamentalistas de algunos críticos de la política; sin embargo, algo sí me queda claro, si mejoramos la sociedad tendremos mejores políticos, ergo, tendremos mejores gobernantes.

En la República Dominicana nos dirigimos a unas elecciones presidenciales en julio próximo, en medio de una pandemia que ha provocado una crisis sanitaria con un impacto económico sin precedentes, por lo que el nuevo gobierno que surja a partir de la decisión del electorado tendrá que enfrentar un mar turbulento. Para que lo entendamos bien, el Banco Mundial proyecta para el próximo año 2020 un crecimiento del PIB de 0%, producto del impacto de la crisis generada por el COVID-19.

La última vez que nuestra economía no creció, y que por el contrario tuvo un crecimiento del PIB negativo, fue precisamente en el año 2003, cuando nos gobernaba el mismo grupo que ahora quiere regresar al poder, un grupo que ahora disfraza el peligroso cambio que propone bajo un nuevo nombre y siglas, el Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Pero ya no somos esa sociedad ingenua del año 2000, aprendimos la lección, ahora estamos conscientes de que podemos elegir mejor, podemos escoger lo que creemos merecer esta vez, y definitivamente merecemos más que el mismo grupo que ya demostró no saber gobernar.

Una serie sucesiva de desafortunados eventos, como la suspensión de las elecciones municipales en febrero, vendida por la oposición política como un fraude que resultó ser falso, todo esto combinado con el desgaste propio del ejercicio del poder por mucho tiempo, ha puesto al hegemónico Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en empate técnico con el partido que dirige la bancada opositora, el PRM.

El descontento social, capitalizado maliciosamente por los partidos opositores, resultó en la mayor campaña de difamación jamás realizada en contra de una organización política, sin embargo, en marzo pasado, cuando se rehicieron las elecciones suspendidas, aún sin saberse la verdad, estando el PLD en su peor momento y el PRM inflado artificialmente en su mejor coyuntura, los resultados fueron que el primero y sus aliados obtuvieron un 40.49% de los votos válidos, y el segundo un 42.99%.

Ahora se sabe la verdad, la investigación de la Organización de Estados Americanos (OEA) descartó el mito bien vendido del fraude, por lo que las aguas vuelven a tomar su nivel, la burbuja que potenció al grupo que vende el peligroso virus disfrazado de cambio explotó. Ahora el pueblo tiene la decisión en sus manos, y estoy seguro que escogeremos el cambio que realmente nos merecemos.

Comentarios

  1. Muy de acuerdo con todos los criterios emitidos varias veces es escrito Twitter expresando los mismos aunque un poco mas radical

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