El último partido en pie



Desde la partida física de los principales líderes políticos que protagonizaron las últimas cuatro décadas del siglo pasado en República Dominicana, las organizaciones políticas que ellos fundaron o dirigieron atravesaron crisis internas traumáticas y de gran envergadura, las cuales generaron la aparición de nuevas fuerzas políticas a partir del proceso de balcanización que sufrieron.

Me refiero obviamente a las organizaciones a las que pertenecieron el Dr. Joaquín Balaguer, el Dr. José Francisco Peña Gómez y el Prof. Juan Bosch; quienes lideraron el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), respectivamente. Ahora bien, aunque hubo similitudes en los procesos que padecieron estas organizaciones, lo cierto es que la historia no terminó igual para todas.

El primero en sufrir la pérdida material de su principal líder fue el PRD, en el año 1998, pero el impacto inmediato de esta lamentable situación más que debilitarlo produjo todo lo contrario, además de la empatía que su fallecimiento produjo en la sociedad, las fuerzas a lo interno de la organización se cohesionaron alrededor de la figura carismática y controversial de Hipólito Mejía, logrando ganar primero las elecciones municipales y congresionales de ese mismo año y posteriormente las elecciones presidenciales dos años después.

Sin embargo, luego de un fallido intento reeleccionista en el año 2004 y la salida de importantes dirigentes como Hatuey de Camps y otros, quienes fundaron el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), años más tarde, en el 2014, después de sucesivas derrotas electorales, también salen del partido Hipolíto Mejía y un importante número de figuras, como Luis Abinader, que pasaron a conformar el denominado Partido Revolucionario Moderno (PRD), disminuyendo drásticamente los resultados electorales de esta organización, otrora partido de masas, a solo un 5.86% de los votos emitidos en la contienda del año 2016.

Por otro lado, el PRSC, el partido más exitoso del siglo XX si consideramos el tiempo que se mantuvo en el poder, pierde a su líder máximo en el año 2002, pero a diferencia de la organización anterior, aquí ningún sucesor pudo cohesionar las fuerzas a lo interno de la organización, y prácticamente desde la desaparición física del Dr. Balaguer el partido se fragmentó fundamentalmente en grupos que tendían a apoyar al PLD o al PRD.

Asimismo, al igual que ocurrió con el PRD, a partir de la fragmentación del partido del gallo colorado se generó la creación de otros partidos y movimientos políticos, como fue el caso del Partido Reformista Liberal (PRL) de Amable Aristy Castro, pero también merma sucesivamente la votación obtenida por este partido en elecciones posteriores, pasando de haber obtenido un 24% de los votos emitidos en el año 2000 a apenas el 5.62% dieciséis años más tarde, en el año 2016.

Por último, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) pierde a su líder máximo en el año 2001, pero a diferencia de los partidos anteriores, y probablemente empujados por la enfermedad padecida por Bosch en  sus últimos años, esta organización realizó la sucesión del liderazgo mucho antes del deceso de su fundador, una situación que combinada con la estrategia de aliarse al PRSC le permitió al partido morado ganar las elecciones por primera vez en el año 1996, llevando a Leonel Fernández como candidato presidencial.

También, además de haber realizado una tranquila y bien pensada sucesión de mando, en el PLD ocurrió otra situación que lo diferenciaba de otros partidos políticos, y fue el hecho de que el centro de poder no descansaba exclusivamente en una sola persona, sino que se fortaleció grandemente su organismo estratégico más importante, el denominado Comité Político, un organismo que facilitó la gestión de sucesivas crisis internas menores generadas por los enfrentamientos, desde el año 2007, de los grupos encabezados por Leonel Fernández y Danilo Medina.  

A pesar de que las fricciones internas que se produjeron entre los dos grupos antagónicos se prolongaron por aproximadamente 12 años, no fue sino hasta octubre del año 2019 que estas llegaron a un desenlace final importante, con la salida abrupta del Dr. Fernández y otros dirigentes altos y medios que el seguían, quienes inmediatamente pasaron a formar el partido Fuerza del Pueblo; sin embargo ¿cuál ha sido el impacto real de esa crisis? El tiempo ha demostrado que no fue tan negativo como esperaban muchos.

A diferencia de otros partidos políticos que apenas sobrevivieron crisis parecidas, lo cierto es que el PLD sigue marcando en las encuestas con aproximadamente el 50% de la simpatía del electorado, además, su candidato presidencial, Gonzalo Castillo, empieza el año 2020 puntero en las encuestas, a pesar de cargar con las consecuencias de la peor crisis sufrida por su partido en 46 años de historia, pero más aún, se proyecta un triunfo amplio de los candidatos municipales y congresionales del partido morado en las diferentes provincias del país.

Si analizamos todo lo anterior, podemos concluir que después de la epidemia que cercenó sin piedad, en las últimas dos décadas, las fuerzas de las más importantes organizaciones del sistema político dominicano, sin lugar a dudas, el PLD es el último partido en pie, “the last man standing” como dicen los norteamericanos, resistiendo extraordinariamente los intentos que buscaban destruirle, encabezados por, nada más y nada menos, quien lo presidiera en los últimos 18 años. 

Definitivamente el PLD se ha constituido en la organización que en la actualidad sostiene la estabilidad política y económica que vive la República Dominicana, misma que otros países de la región lamentan haber perdido, y a pesar del desgaste natural producto del ejercicio del poder por 16 años ininterrumpidos, para la mayoría de los dominicanos el partido de Bosch se mantiene como la esperanza para preservar la tranquilidad social y el progreso que se han convertido en marca de los gobiernos peledeistas.

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