MEDIOCRACIA "MODE ON"
El 5 de marzo de
este año 2012 leí uno de los artículos más geniales y valientes que haya visto.
Se titulaba “Concentración de medios”, publicado en Diario Libre y firmado por atejada@diariolibre.com,
a continuación cito fragmento:
“La
concentración de los medios es un peligro para la democracia y para el mercado.
Para la democracia porque puede imponer una visión de las cosas que no es real,
sino la que beneficia al propietario del conglomerado. La concentración de
medios le garantiza impunidad en caso de que tenga que enfrentar la ley, y
puede erigirse en un peligro para las instituciones públicas. También, y es lo
más grave, se presta para el control de parte del poder político”.
Ahora bien, cuando
digo que es genial, no me refiero a que el periodista descubrió una verdad
digna de un premio Nobel. Lo verdaderamente genial de este artículo es que
precisamente un miembro de los medios se esta jugando, quizás, su futuro como
profesional al denunciar la otra versión de la historia, la otra cara de la
moneda que casi nos han convencido no existe: LA CORRUPCION PRIVADA. Este tipo
de corrupción es la más peligrosa, no solo porque ha provocado crisis mundiales
como la reciente, sino también porque solo creamos regulaciones adecuadas para
frenarla cuando ocurren eventos catastróficos por causa de ella (recordemos el
caso Baninter).
Por otro lado, si las
noticias transmitidas en los medios fueran canciones y existiera una especie de Billboard haciendo el ranking
correspondiente, tendríamos que la canción “Corrupción Pública” estaría en la
posición número uno en todas la categorías existentes. A pesar de lo que cree
la inocente gran mayoría, esto no es pura casualidad, puesto que los medios
responden a los intereses de sus propietarios que son los dueños también de los
grandes capitales económicos. La mejor manera de protegerte de un crimen que
cometiste, es lograr conseguir a otro culpable.
Sin embargo,
reconozco que la corrupción pública es una amenaza que debe ser enfrentada sin
piedad, pero al mismo tiempo exijo que se analice este problema como parte de
un engranaje macro que incluye también a la propia corrupción privada, ya que
en gran medida esta última genera a la primera.
Cuando nos quitemos
las caretas de político, empresario, periodista, apolítico y demás superhéroes,
entonces podremos enfrentar los grandes males nacionales como lo que realmente
somos todos: SERES HUMANOS.
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