POLÍTICO AUMENTADO
Hoy en día, vemos como ha cambiado el mercado y la producción de bienes
y servicios. A través de muchos años hemos pasado de un sistema en donde el
proceso productivo tenía un peso determinante, a un sistema que basa toda su
estrategia en incrementar la percepción de valor del público sobre el producto.
Así nos encontramos con una gran cantidad de empresas que gastan más en
publicidad o marketing que en el proceso productivo que realizan.
Esto quiere decir que pagamos un precio, no en función de la utilidad
o valor real del producto, sino en función del valor que nos hacen creer que tiene.
De aquí se desarrolla toda una teoría respecto al incentivo del consumismo y
otros menesteres.
Por otro lado, también se ha desarrollado el concepto de Producto
Ampliado o Aumentado, el cual considera como parte del producto ofrecido, otros
beneficios colaterales como son el servicio posventa, el mantenimiento, la
garantía, financiación, etc.
Ahora bien, lo interesante de todo este brollo, es que al parecer estos
conceptos de marketing han sido tan exitosos en el entorno comercial que muchos
visionarios han querido transferirlos al entorno político. El problema con esto
es que una nueva generación jóvenes estamos incursionando en la política rodeados
de una cultura donde lo importante no es lo que eres, sino lo que hagas creer
que vales.
Es deprimente ver como todo una nación, con los medios como
catalizadores, se encuentra en expectativa por decisiones de alianzas de supuestos
“líderes” que no son líderes, y lo que es peor, nunca lo han sido.
Tal vez sea mi juventud, pero no considero que la frase “el fin
justifica los medios” deba ser la filosofía política determinante, recordemos
los genocidas que han tratado de justificarse con ella. A mis 31 años creo en
un promedio entre lo ideal y lo posible al que muchos llaman lo viable.
Ganar no es más importante que la forma en que lo logras.
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