Mercado de valores y porque debe importarnos



Por Hernán Paredes

Ayer, la Cámara de Diputados convirtió en Ley la modificación a la Ley No. 19-00 del Mercado de Valores en la República Dominicana, en razón de que la regulación de nuestro sistema debe de “perseguir la protección a los inversionistas, la garantía de que los mercados sean justos, eficientes y transparentes y la reducción del riesgo sistémico” según dijera el propio presidente de la Comisión de Hacienda de ese organismo legislativo, el Diputado Ramón Cabrera.

Pero para que la gente común pueda apreciar en su justa medida en que le afecta o no este tipo de políticas públicas, tenemos que remontarnos al origen mismo del comercio, cuando las formas iniciales intercambio de valores evolucionó del simple trueque de mercancías a sistemas más sofisticados que incluían los primeros conceptos de moneda lo cual simplificó y potenció grandemente la dinámica comercial, incluso historiadores de prestigio consideran a la moneda uno de los grandes unificadores de la humanidad que permitió la extensión de grandes imperios y progresivamente entonces a través la creación de sistemas monetarios y financieros entonces llegamos a nuestros modelos actuales, donde el dinero FIAT, por sus siglas en latín, y la deuda moldean todas nuestras transacciones comerciales actuales.

Entonces, el mercado de valores de un país no es más que la expresión moderna de esa evolución, de esa transformación sofisticada del intercambio de bienes y servicios, donde ahora todos podemos ser compradores y vendedores y donde prácticamente todo ahora puedes ser comprado o vendido, pero para que el sistema funcione todos deben confiar en el, pero para confiar en el, las reglas de juego deben ser transparentes y todos deben respetarlas, y precisamente en eso consiste lo que ha estado haciendo el estado dominicano en los últimos 17 años, ir fortaleciendo nuestro sistema de mercado de valores para que los capitales, no solo de los dominicanos, sino también de cualquier inversionista en el mundo, pueda confiar en poner su plata en negocios locales, lo que implicaría crecimiento económico, y por consiguiente, más trabajo, más ingreso, EN FIN, mejoría en la calidad de vida de todos los dominicanos.


De lo que estamos hablando es de que probablemente en muy poco tiempo podamos tener historias de casos de negocios en la República Dominicana donde un emprendedor desde su casa cree alguna empresa que resulte atractiva para inversionistas que puedan, a través de cotizar en bolsa, convertirla en verdaderos emporios internacionales, como fueron los casos conocidos de Apple y Microsoft, porque el valor más importante que tiene este sistema, a mi entender, es que propiciará un encuentro entre los que tienen buenas ideas con los que tienen el capital para hacerlas realidad, y es ahí donde empezará el verdadero cambio de modelo económico en la República Dominicana.

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